JÓVENES DRAMATURGOS APRENDEN CÓMO ESCRIBIR DE ÓPERA.
Taller para usar nuevas herramientas. Guía para construir en una historia, progresión dramática, velocidad, ritmo y conflicto.
René Chargoy/Gaceta UNAM.
Verónica Musalem imparte un taller en el que propone el uso de nuevas herramientas para escribir un libreto de ópera contemporánea. Durante cuatro sesiones trabaja con jóvenes que ya cuentan con obra literaria o musical. En el Aula Multimedia de la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario aborda cómo construir en una historia el conflicto, la progresión dramática, la velocidad y el ritmo, porque en la ópera, dice, “hay que contar una historia y la fábula es importante”.
Con 34 obras escritas y 25 años como escritora, la dramaturga egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM precisa que para realizar un libreto de ópera hay que procurar lo siguiente: “Contar una fábula potente para que tu historia no se diluya; entender que harás un texto para ser cantado; de duración no extensa; tener claro que un intérprete no puede decir grandes textos cantados y, por lo mismo, hay que usar fragmentos poéticos que tengan un ritmo, cadencia, musicalidad, y no perder de vista que escribes para un compositor que le pondrá la música a tu texto”.
Fábulas potentes.
Comenta que el costumbrismo y el realismo en un libreto de ópera es por lo regular muy fallido, por lo que es necesario explorar nuevas tendencias que permitan construir fábulas potentes para tratar temas como la guerra, el amor y la traición.
“La palabra tiene su propio ritmo, melodía y cadencia. Es magnífico darse cuenta de eso y empezar a ver cómo puedes jugar con otro lenguaje que es la música, lo cual vas aprendiendo cuando hay una franca comunicación con el compositor y conoces su estilo.”
Crear personajes entrañables, provocadores, que estén en movimiento, que busquen y quieran algo, es uno de los mayores retos para cualquier dramaturgo. Musalem lo tiene perfectamente claro y en su escritura de libretos para ópera los construye con oficio y destreza.
Cuenta con cinco libretos y está en proceso uno más. En 2005, como parte del Festival Música y Escena, escribió Lazos, con música de Mariana Villanueva, producto de un laboratorio de un año en el que cuatro dramaturgos e igual número de compositores se reunieron para la creación conjunta de textos musicalizados, cuyo eje narrativo fue Ciudad de México.
En 2009 realizó El juego de los insectos, con música de Federico Ibarra. Se estrenó ya orquestada este 2018 en el Palacio de Bellas Artes. En 2010 hizo Antonieta, también con Ibarra, sobre la vida de Antonieta Rivas Mercado, un personaje muy dramático. Abre la escena con su suicidio en Notre Dame y cierra de igual forma. Fue una investigación exhaustiva para llegar a su propia versión de esta célebre mujer y entender su trayectoria.
Luego siguió una ópera para niños titulada En la tumba de los dioses, que realizó por iniciativa del director de escena Luis Martín Solís, especialista en teatro para niños y también en óperas. El compositor fue Ricardo Cortés. Recientemente escribió para Jorge Torres Sáenz el libreto Clitemnestra o el aullido de la noche, donde habla de la traición amorosa. La historia sucede en un campo de refugiados en el desierto.
Al inicio de este año regresó a colaborar con Federico Ibarra para la creación del libreto de Las brujas de Salem, en una versión libre. Ya ha delineado a sus personajes: dos mujeres pintoras, una que reside en París y otra en México.
De Verónica Musalem, los jóvenes escritores y músicos atraídos por descubrir la narrativa de la ópera, aprenderán en el taller que se imparte durante el Festival IM•PULSO 2018, cómo hacer libretos en los que la acción escénica, el canto y el acompañamiento musical se armonizan. La experiencia promete ser un bel canto d’amore por la escritura.
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